Desde inicios de la década de
los 70, se empiezan a producir cambios importantes en el entorno en que se
mueven las organizaciones en los países desarrollados.
A diferencia de otras épocas de
grandes cambios como la Revolución Industrial, promovida por la máquina de
vapor, en esta ocasión los cambios son más amplios y profundos, abarcan
virtualmente a todas las esferas de la actividad (investigación-desarrollo,
producción, comercialización, comunicaciones, finanzas, política) y su
trascendencia y profundidad influyen "horizontalmente" en todos los
procesos circundantes.
"Desde
la primera crisis del petróleo de 1973, las empresas operan en un entorno
constreñido, altamente competitivo, en turbulencia económica y social, dentro
del cual el cambio ha dejado de ser un accidente del trayecto, volviéndose
discontinuo y en gran parte imprevisible. Lo que desde 1974 se llama "la
crisis" se revela ser cada vez más, en Europa por lo menos, como una
transformación estructural del entorno económico, competitivo y socio-cultural.
Estas modificaciones profundas fuerzan a la empresa a revisar sus opciones
estratégicas y a redefinir sus prioridades" (Lambin, p.20).
Se han producido cambios
profundos en los procesos productivos. La tasa de innovación tecnológica es la
más acelerada de la historia humana. Si hace una década se consideraba que la
humanidad era capaz de producir un volumen de conocimientos equivalente al
acumulado hasta esos momentos en un período de 8-10 años, actualmente en
algunas ramas (electrónica y computación, entre otras) esto se ha reducido a
1,5- 2 años.
El surgimiento y rápida
difusión de los avances de la biotecnología, la ingeniería genética, la
microelectrónica, las telecomunicaciones, la robótica, entre otros, han
propiciado el rápido surgimiento de nuevos productos y la acelerada
obsolescencia del "ciclo de vida" de los existentes. Entre el 40-60%
de los surtidos de producción de las empresas punteras han surgido en los
últimos 4-5 años.
Los avances en las
telecomunicaciones y los medios de transporte, han acelerado el desarrollo del
comercio internacional, lo que ha propiciado la denominada
"homogenización" de los mercados (Ohmae dice que los jóvenes
japoneses se visten igual que los de Europa y EEUU) y acrecentado el nivel de
competencia en los mercados. Han surgido fuertes competidores de las potencias
tradicionales. Japón y los "cuatro tigres" (Taiwán, Surcorea, Hon
Kong, y Singapur) presentan balanzas comerciales positivas con EEUU y Europa.
La "civilización de las
chimeneas" que ha dominado la tierra durante décadas ha sido reemplazada
por la "sociedad del conocimiento". El sector de los servicios
produce más del 80% del PIB de EEUU y en Europa sucede algo parecido. La
economía mundial se globaliza y se acentúa la formación de polos económicos.
(Toffler).
Se utilizan diferentes teorías
para explicar estos cambios: la teoría
de los "ciclos largos" de Kondratiev (Drucker), la de Marchetti
(Lambin, p. 23), la "crisis de paradigmas" de la "Estructura de
las Revoluciones Científicas" de Kuhn (Peters, p.67), la "tercera
ola" de Toffler.
Todo esto ha impactado en los
enfoques que sobre la administración han prevalecido durante décadas. Ante
estas incertidumbres algunos especialistas se preguntan: ¿Cómo ser eficiente en
esas condiciones? ¿En qué funciones debe concentrarse el gerente? ¿Qué capacidades
debe enfatizar? ¿Cuál es el perfil del gerente de excelencia para la nueva
década? ¿Cómo formar los gerentes deseables?. (Kliksberg).
Ya a inicios de los 70, uno de
los especialistas en administración más connotados desde los años cincuenta, Peter
Drucker había señalado: "..Hacia
fines de la década de 1960 o principios de la del 70,comenzaba a verse
claramente que el conocimiento en que se basaba el boom de la administración ya
no bastaba. Incluso en la mayoría de las áreas básicas se manifestó la
necesidad de nuevos conocimientos... La administración científica ya no podía
aportar una mayor productividad..." (Drucker, 1973, p.20).
En estas “nuevas realidades”,
los enfoques y paradigmas que durante años han orientado la práctica gerencial
se han puesto en crisis. Las ventajas de las "economías de escala",
propiciadas por las grandes capacidades productivas, se cuestionan por las
"producciones flexibles", que en unidades productivas más pequeñas
pueden adaptarse con más celeridad a los cambios del mercado. Los "bajos
costos" que tenían el éxito asegurado, se cuestionan por conceptos como
"utilidad para el cliente", "nichos del mercado”, diferenciación
de productos. (Peters, p. 68).
Se revolucionan los conceptos
de marketing, ya no se trata de "vender lo que se produce" sino
"producir lo que se puede vender". Las estructuras jerárquicas y los
manuales de organización se sustituyen por "estructuras planas",
flexibles, por "indicaciones
generales" y "grupos autónomos".
Como respuesta a esto, en las
últimas dos décadas han surgido nuevas "escuelas" y enfoques sobre la
administración: la Teoría Z de Ouchi, la excelencia de Tom Peters, la
competitividad de Michael Porter, el "enfoque de contingencia"
(ninguna teoría es la mejor, depende de las circunstancias), la "calidad
total", el enfoque estratégico. Sin embargo, como dice Tom Peters, “..las escuelas de administración de
empresas no dirigen al país. Los directivos sí...” (Peters, p. 62).
Las respuestas a la pregunta
¿qué hacen realmente los directivos? y, a partir de aquí, ¿qué habilidades
deben desarrollar para un trabajo efectivo?, adquiere una significación
particular en las nuevas condiciones
Referencias Bibliográficas:
Codina,
A. ¿Qué hacen los directivos y qué
habilidades necesitan
Para un trabajo efectivo? .Resumen
y Análisis de Investigaciones.
Disponible
en: www.sld.cu/galerias/doc/sitios/infodir/doc_6.doc


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